Monográficos Nogalnature: El algarrobo (3)

4.   RENDIMIENTOS Y PRODUCCIONES MEDIAS

En las condiciones recomendadas anteriormente para plantaciones modernas y con riegos esporádicos de apoyo se pueden obtener producciones de entre 7.000 y 10.000 kg/ha.

En dos plantaciones adultas de baja densidad (50 árboles por ha) se citan 2.738 kg/ha como media de siete años en Cataluña, y 3.450 kg/ha como media diez años en Liria (Valencia). Esto indica que con adecuados marcos de plantación y un buen manejo las producciones de algarroba y por tanto de garrofín pueden ser suficientemente altas para hacer rentable el cultivo en condiciones incluso de aridez.

Los rendimientos en el algarrobo dependen de múltiples factores: Disponibilidad de agua, edad de los árboles, marcos de plantación, manejo del cultivo, etc. Pueden variar entre algo más de 1.000 kg/ha y hasta más de 12.000 kg/ha. Numerosos autores estudian y analizan la productividad por superficie y por árbol, habiéndose hablado de medias entre 18 kg por árbol y más de 300 kg en viejos algarrobos de gran tamaño.

Como producciones medias en España se consideran 1.500 kg/ha. Téngase en cuenta que el 90% de estas plantaciones están envejecidas, insuficientemente polinizadas, disponen de marcos de plantación inadecuados, etc. como se ha explicado anteriormente.

5.   VARIEDADES MÁS COMUNES EN ESPAÑA

5.1 Variedades con flores hermafroditas.

Variedades de Algarrobos de flores Hermafroditas: en algunas regiones, se las conoce como macho garrofero, masclefloridor, borroses, ondaes, bort mascle, etc. Estos árboles se caracterizan por tener una ramificación poco densa. Sus hojas son gruesas, oscuras y poco relucientes. El fruto se adhiere bastante a la rama que lo sostiene, dificultándose la recolección. Normalmente se les utiliza como polinizadores, la mayoría de estas variedades están sin clasificar y muchos agricultores las confunden con las variedades de flores masculinas. Dentro de las pocas variedades cultivadas reconocidas de este tipo, se encuentran:

BautistaBlanca, Misto y Ramillete, se distinguen por proporcionar buenas producciones y sus frutos se caracterizan por tener un buen rendimiento en garrofín, gran cantidad de celulosa y poco contenido en azúcar.  

Ramillete: La zona más cultivada es en el sur de Alicante y Murcia, época de recolección tardía (octubre). Producción elevada, aunque alternante, y de rápida entrada. El porte del árbol es llorón y el rendimiento en garrofín es del 8-10%.

Turís: De origen valenciano, se trata de un polinizador con una rápida entrada en producción. Su rendimiento en garrofín es alto, igual o superior al 16%.

E-13P: De origen mallorquín, es un polinizador poco vigoroso, que ofrece cosechas rápidas y elevadascon un alto rendimiento en garrofín, igual o superior al 16%.

5.2 Variedades con flores masculinas.

Algarrobos de flores masculinas: se las conoce como bordes o borts. No dan fruto y se diferencian de los árboles de flores femeninas, por su mayor vigor, ramas más cortas, brotes rojizos, sus hojas son más grandes, relucientes y de un color verde más oscuro. Son más sensibles al frío y a las variaciones climáticas. Entre estos grupos de variedades masculinas existen sin estudiar muchos clones distintos, distinguiéndose cada uno de ellos por su mayor o menor capacidad para fecundar a las variedades de flores femeninas. 

5.3 Variedades con flores femeninas.

Algarrobos de flores Femeninas: dentro de este tipo se encuentran la mayor parte de las variedades cultivadas en España. El color, anchura, grosor, longitud y composición química de las garrofas, es distinta dependiendo de la variedad y las diferentes condiciones del clima y del suelo en el que se cultiven. Entre ellas, las variedades más cultivadas en España son: 

Bugadera: La zona más cultivada está en el centro y este de la isla de Mallorca, su época de recolección es media (mediados de septiembre). Su producción es elevada y su rendimiento en garrofín es alto 13-15%. Árbol de porte abierto-llorón. Descrita en ocasiones como hermafrodita, se han observado árboles de esta variedad que posteriormente han tenido floración exclusivamente femenina.

Negra o Negreta: Es el nombre que recibe en las comarcas de Barcelona, Tarragona y Castellón, en Valencia se la conoce como Casuda, Mollar y Donzell, en Murcia se llama Mollar, en Mallorca se llama Negreta, Pich de Beya o De la Mel (en castellano “de miel” por el dulzor parecido al de la miel, es una de las variedades más dulces, originaria de Baleares). Su mayor centro de producción Barcelona, Tarragona y norte de Castellón (Maestrazgo y La Plana). El árbol es frondoso, espeso, de gran tamaño, abierto y vigoroso. La garrofa es de gran calidad, de color negro, muy brillante y de buenas dimensiones (12 a 16cm de longitud) y de pedúnculo corto. Su pulpa blanca, es muy abundante, dulce y azucarada. Su rendimiento en garrofín es del 7-9%. Las cosechas son medias y alternantes, sobre todo si se descuida el cultivo y la recolección es tardía (octubre).

Melar o Melera: Es conocida en algunos lugares con el nombre de Vera, Llisa y Roya. Se cultiva en Valencia, comarcas Ribera del Júcar y Canal de Navarrés. Árbol de porte abierto y muy vigoroso, frondoso, con ramas muy nudosas y abundantes. Las hojas son pequeñas y de color verde claro. La garrofa tiene color rojizo y de 15 a 18cm de longitud. Pulpa blanca con gran contenido en azúcares, de producción media, recolección media (mediados de septiembre) y rendimiento en garrofín del 8-9%. 

Matalafam o Matalafera: Originaria de la Comunidad Valenciana, es una de las variedades más tempranas, se cultiva en el sur de Castellón y Valencia. El árbol se caracteriza por tener vigor medio, ramificación abierta, poco frondosa, hojas grandes y ramas derechas y lisas. Las garrofas son muy largas (18 a 22cm de longitud), gruesas, anchas, de buena presencia, pero poco dulces. Su rendimiento en garrofín es del 10-12% y son de color rojo oscuro, casi negro. Se caracteriza porque el fruto sale en racimos (manojos), su producción es constante, elevada y su recolección es temprana (agosto). 

Caches: Variedad cultivada en la Comunidad Valenciana. El árbol tiene un ramaje muy claro, poco tupido y arqueado hacia el suelo. Vigor medio y hojas bastante grandes. La garrofa es rojiza oscura, de buenas dimensiones, ancha y pobre en pulpa azucarada. Los frutos salen en racimo o manojos, su producción es constante. 

Casuda: La zona más cultivada está en el sur de Castellón y Valencia, su época de recolección es media (mediados de septiembre), la producción es media con rendimiento en garrofín del 8-9%. El árbol es de porte abierto-erecto.

Cuerno de Cabra o Banya de Cabra: Esta variedad probablemente, es una subvariedad de la anterior. Se cultiva en algunas comarcas de Valencia, Tarragona, aunque la zona más cultivada está en Barcelona (comarca del Garraf). Árbol vigoroso, de porte abierto, bastante frondoso y de hojas grandes. Sus flores son muy largas y la garrofa se distingue de la de Caches por el arqueado de sus frutos que toman la forma de cuerno. La pulpa es escasa y de sabor desagradable, tiene buen rendimiento en garrofín (13-14%), de recolección media (mediados de septiembre), su producción es elevada, aunque alternante y lenta de entrada. 

Costilla de Asno, Costella de Ruc o Costella: Se cultiva en algunas comarcas de Tarragona, Castellón y Valencia. Árbol de gran porte, frondoso y muy productivo. Las garrofas se caracterizan por ser (18-21 cm), anchas y gruesas. Esta variedad es pobre en pulpa azucarada y su rendimiento en garrofín es bajo, por lo que es una variedad con muy poco interés comercial. 

Rojal: Principalmente se encuentra en Tarragona (comarca Camp de Tarragona). En algunas zonas se la conoce también con el nombre de Valencià o Valenciana. El árbol alcanza grandes dimensiones, de porte abierto-erecto. El follaje es denso y de un color verde oscuro, el tronco y las ramas son bastante lisos. Es sensible a los descensos rápidos de temperatura, pero resistente a ciertas enfermedades, como el oídio. Recolección media (mediados de septiembre), el fruto es de color canela oscuro y de una longitud comprendida entre los 17 y 20cm. El rendimiento en garrofín es del 10-11%, su producción es elevada, regular y de rápida entrada en producción. 

Ralladora: La zona más cultivada está en Castellón, en la Vall d’Uxó, su época de recolección es media (mediados de septiembre). Su producción es elevada, regular y de rápida entrada en producción. El árbol es de porte abierto y su rendimiento en garrofín es alto 12-13%.

Tendral: Esta variedad se cultiva principalmente en las comarcas colindantes entre las provincias de Tarragona y Barcelona. El árbol, de porte semi-llorón, cuenta con gran cantidad de hojas de color verde claro reluciente. El tronco y las ramas son completamente lisos. Es sensible al frío y al oídio, pero al mismo tiempo resistente a ciertas plagas como la cochinilla Aspidiotus hederae L. La garrofa, de color marrón oscuro, tiene una longitud de 15 a 17cm, es ancha y gruesa. Es una variedad bastante productiva, aunque sus cosechas son algo irregulares. 

Costella o De la Canal: Es una variedad autóctona de Mallorca. El árbol posee escasa ramificación y pocas hojas, grandes, algo redondeadas y de color verde oscuro. La garrofa tiene un pedúnculo corto, es de color castaño claro, de consistencia leñosa, poco azucarada y mide de 18 a 22cm de largo y se caracteriza porque el fruto se presenta en manojos. Es muy resistente al frío, las cosechas son abundantes, principalmente en las zonas costeras. 

Duraió, Duraiona o Uraiona: Es una variedad típica de la cordillera norte de Mallorca, aunque se cultiva también en Ibiza. El árbol es de gran vigor, con porte abierto-llorón, poco frondoso, su producción es elevada y regular, es sensible al frío y de crecimiento lento. Sus hojas son grandes y de color verde claro. La garrofa tiene un pedúnculo largo, piel rugosa y suturas muy pronunciadas. Su longitud es de 15 a 20cm y su color rojo castaño. Es rica en azúcares, su época de recolección es media (mediados de septiembre) y su rendimiento en garrofín es alto 15-17%.

 Castellana: Es la variedad que más se cultiva en Andalucía Oriental predominando en la provincia de Málaga (Vélez-Málaga, Ojen, etc.). Esta variedad engloba a dos tipos o subvariedades llamadas Sayalonga y Rubia (esta última produce garrofas de longitud inferior). Árbol vigoroso, frondoso y de porte llorón, de producción elevada, según las zonas de cultivo. Las garrofas son de color marrón oscuro, anchas, gruesas y de longitud comprendida entre los 10-12cm (Rubia) o 15-17cm (Sayalonga). Su rendimiento en garrofín es alto 13-14% y su época de recolección es media-tardía (mediados de septiembre-octubre). 

 Bravía: Variedad de la que se encuentran árboles diseminados y en estado silvestre en las estribaciones montañosas de la provincia de Málaga. Árbol de vigor medio, de producción variable y muy alternante. La garrofa es delgada y de color marrón oscuro. Su longitud oscila entre 12-14cm. La pulpa es escasa, de constitución leñosa y muy poco azucarada. Su rendimiento en garrofín es alto 15-17%. 

7.   REFERENCIAS

Caroubé (2022), “Propiedades terapéuticas y remedios caseros”, consulta web.

Navarro Cerrillo, Sánchez Lancha et al. (2014), “Ceratonia siliqua L., Producción y manejo de semillas y plantas forestales Tomo I, p. 324-348, España, Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN).

Salazar, Melgarejo et al. (2002), “El cultivo del algarrobo”, AMV Ediciones.

Tous Martí, J. (2021), “El futuro del cultivo del algarrobo frente al cambio climático”, consulta web revista Horticultura, Interempresas.

Tous Martí, J. (1985), “Comercialización y variedades de algarrobo”, Hoja Divulgadora 01/1985, España,  Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Tous Martí, J. (2022), “Variedades de algarrobo cultivadas en España”, consulta web Empresas Innovadoras de la Garrofa.

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Monográficos Nogalnature: El algarrobo (2)

CULTIVO Y MANEJO DEL ALGARROBO

1 Plantaciones tradicionales

Las plantaciones tradicionales son poco rentables y se caracterizan por:

  • Cultivo en secano
  • Variedades ricas en pulpa, pero con bajo rendimiento en garrofín.
  • Densidad baja (15×15, 45 árboles por ha, también 20×20, 25 árboles por ha)
  • Árboles envejecidos
  • Asociación con otros cultivos
  • Insuficiente polinización
  • Vecería.
  • Baja producción.
  • Pocos cuidados.

De cara a la rentabilidad de cultivo, es necesaria la reestructuración de las plantaciones tradicionales hacia otras más intensivas. Tanto en secano como con riegos de apoyo, mecanizables y con bajos costes.

2 Resumen de recomendaciones generales para nuevas plantaciones

  • Tener en cuenta los requerimientos ecológicos mencionados anteriormente.
  • Polinizadores: 12% (1P : 8F). Se recomiendan variedades hermafroditas autofértiles.
  • Utilizar plantones de calidad, con cepellón.
  • Poda de formación con vistas a mecanización: En vaso libre, con tres ramas principales y altura de tronco de 0,8 m a 1 m.
  • Densidad de plantación de 100 a 200 árboles por ha.
  • Variedades con alto rendimiento en garrofín (al menos 15%), con baja fuerza de retención del fruto, tolerantes a enfermedades, productivas y con maduración uniforme.
  • Considerar la asociación con otros cultivos: Almendro, olivo, naranjo, cereales, forestales, etc. así como el pastoreo para el mantenimiento del suelo.

3 Diseño de plantación

Al hablar de diseño de plantación, debemos pensar en el tipo de arbolado que deseamos, y especialmente qué tipo de poda y recolección vamos a poner en marcha para la explotación, así como la superficie a plantar y su distribución en el terreno.

Históricamente, se decía que un algarrobo debía disponer de unos 45 m2 de suelo. Esto conducía a plantaciones tipo dehesa con árboles muy separados, más de 15 o 20 m, y que conducían a densidades de 25 a 45 o incluso menos árboles por hectárea.

En las nuevas plantaciones, en secano, para mecanizar o no la recolección, y especialmente en régimen de riego esporádico, ya sea riego de apoyo en verano antes de la maduración, o riego de restauración después de la recolección, si no llueve en estas épocas, o en plantaciones pensadas para riego localizado se realiza la colocación de árboles con marcos más estrechos y en lugar de plantaciones de 20 x 20, 20 x 15 ó 16 x 16 que es como se plantaba antes se realizan plantaciones en secano con marcos de 8 x 8 ó 10 x 10 que aún parecen muy amplios.

Buscando máximas producciones, se han establecido parcelas con marcos de 9 x 4,5 para aclarar quitando algunos árboles después de unos 15 o 20 años y pasar a marcos definitivos de 9 x 9. Se consigue así una aceptable producción por superficie al principio de la plantación cuando aún los algarrobos son poco vigorosos. Se ha llegado a plantar con marcos 6 x 4 para, tras aclarar, pasar también a marcos de 6 x 8. Con ello se consigue un forzado inicial de las plantaciones jóvenes y un marco bastante denso para una producción, que podemos considerar como intensiva para el algarrobo.

Es evidente que actualmente se tiende a realizar las nuevas plantaciones con materiales vegetales hermafroditas. Dado que la calidad y especialmente el rendimiento de estas variedades no siempre son las más adecuadas, se siguen plantando variedades de inflorescencias femeninas, al menos de momento, por tanto, en este tipo de plantaciones se debe planificar una buena estructura de polinizadores que normalmente son variedades hermafroditas. En principio es suficiente establecer un árbol hermafrodita cada 8 femeninos y colocado en el centro de estos 8 árboles, lo que suponen un total del 12% de polinizadores en la plantación. Se aconseja que se utilicen un par de variedades polinizadoras distintas para cada parcela para así cubrir bien los cuatro a seis meses de receptividad de los estigmas. De todas formas, la precocidad o retraso de la antesis aún no está ni suficiente ni adecuadamente estudiada.

Otra alternativa es el injerto de ramas de flores masculinas (se hacía antes en todos los algarrobos de flores femeninas) o de variedades hermafroditas (lo más frecuente actualmente). En este caso se injertan solo ramas en el 25 o el 50% de los árboles de las plantaciones. La posición de estas ramas masculinas o hermafroditas en el algarrobo es importante. Debe optarse por el injerto en el centro del árbol y que floree adecuadamente éste injerto sobre la copa del árbol. También puede ser colocada en un lateral del algarrobo, pero alternando la posición del injerto en 3 o incluso 4 orientaciones distintas en los distintos árboles en que se establece este injerto o judío.

4 Preparación del suelo

Es necesario, antes de proceder a la realización física de la plantación, conocer el suelo sobre el que se va a plantar. Pese a ser el algarrobo tolerante a caliza activa, alta y salinidad, es importante conocer las características fisicoquímicas mediante los adecuados análisis.

Pueden ser necesarias correcciones, que al ser caras normalmente no se realizan. Por ello en nuevas plantaciones deban realizarse abonados de cobertera forzados o especialmente pensados para evitar las patologías o carencias observadas en los árboles.

El aporte de materia orgánica bien humificada es adecuado, aunque eso sí; en cantidades moderadas.

El subsolado es importante para mullir el suelo, y facilitar el desarrollo del sistema de raíces.

La limpieza de restos de otros cultivos o de desmontes previos a las nuevas plantaciones es importante. Antiguamente ,se recomendaba en nuevas plantaciones utilizar determinados extractos de plantas o enterrar determinados órganos de la misma.

Como preparación básica se recomienda un subsolado profundo inicial en una dirección y otro cruzado con el primero y realizado uno o dos meses después. Estos subsolados deben comenzarse en otoño para plantar posteriormente al final del invierno.

5 Abonado de fondo

Al tratarse de una especie rústica, bien adaptada y con bajas exigencias, en muchas ocasiones no se daban pautas de abonado. Incluso se sugería la no necesidad del abonado ni de fondo ni prácticamente de mantenimiento y producción.

El abonado de fondo previo a la plantación se considera adecuado. Debe realizarse solo con materia orgánica bien fermentada, y preferentemente con una adición de fósforo que facilite el desarrollo inicial del sistema de raíces.

El aporte de nitrógeno en el abonado de fondo no se considera adecuado. Primero por no ser necesario y además por su inutilidad ya que es fácilmente lixiviado. Si se aporta inicialmente, en estos abonados de fondo se pierde antes de que pueda ser tomado por las raíces.

Normalmente, como ya hemos dicho el abonado de fondo. se reduce a una enmienda orgánica. Realmente cualquier tipo de materia orgánica es utilizable en este cultivo, aunque no siempre sea la más adecuada.

Si se decide aportar fósforo, la cantidad de éste deberá ser mayor en regadíos, casi el doble, que en secanos. Puede ser adecuado el aporte de entre 80 y 100 kg de P2Os por hectárea. El potasio no es tan necesario, pero puede aportarse en cantidades similares o algo menores 60-80 kg por hectárea de K2O.

Desde luego estos aportes no serán necesarios en suelos con umbrales de reserva de fósforo mayores de 4 ppm. Se necesitará más este aporte en suelos básicos.

El potasio solo se aportará si su nivel de reserva en el suelo está por debajo de 6/8 ppm.

El aporte de magnesio y las enmiendas calcáreas no suelen ser necesarias en las zonas habituales de plantación de algarrobos en el este español.

6 Plantación

La plantación del algarrobo se debe hacer en hoyos previamente abiertos de aproximadamente 80 x 60 cm, de 50 x 60 cm o incluso de 30 x 50 cm y según el tamaño de la planta con que vaya a establecerse la plantación.

Debemos recordar que el algarrobo puede dar problemas en el trasplante por lo que es recomendable usar plantas con cepellón y evitar que éste se deshaga al plantar.

Actualmente la plantación de algarrobos se hace con ahoyador o con punzón, mejor si es acompañado de inyección de agua.

La plantación de algarrobos debe realizarse al final del invierno para evitar los riesgos de heladas a las que son más sensibles los jóvenes algarrobos incluso aunque hayan sido bien aclimatados en el vivero. Al plantar en estas épocas es conveniente eliminar parte de las hojas y ciertos brotes para equilibrar la copa con el sistema de raíces.

Debemos indicar que el riego en los primeros años de plantación es esencial. De todas formas, todas las labores de preparación previa, que deben darse en tempero, facilitaran la retención de agua por el suelo y ayudaran así al adecuado desarrollo inicial de los algarrobos.

Se deben recomendar siempre suelos adecuados, y aunque en principio es indiferente sea cual sea su composición, si es necesario decir que los suelos para la plantación de algarrobos deberán ser siempre permeables y por tanto no encharcables.

El algarrobo como hemos dicho se planta, en general al final del invierno para evitar que las nuevas plantas sean afectadas por las heladas.

También es adecuado realizar las plantaciones en zonas soleadas y sobre todo bien aireadas.

La utilización de tutores bien colocados (en la dirección del viento más frecuente) y bien enterrados es esencial en este cultivo extremadamente sensible al viento. Estos tutores son una garantía de mantener los injertos adecuadamente y evitar su rotura. Actualmente existen aperos que además de abrir el hoyo para las plantas perforan y colocan los tutores.

7 Podas del algarrobo

El algarrobo no es exigente en poda, pero esta técnica no debe olvidarse en su cultivo, sobre todo en la formación adecuada de los nuevos árboles ni en el mantenimiento de los árboles viejos en los que debe limitarse especialmente la tendencia a acostarse de las ramas principales y la eliminación de madera afectada por podredumbres u otras plagas mediante el adecuado saneamiento.

De todas formas, no deben darse muchos cortes en la madera por dos motivos:

– Primero, porque el algarrobo es caulifloro, es decir, su producción se forma en madera de 2 o 3 años y esta madera una vez ha fructificado por primera vez en un punto determinado sigue fructificando en ese mismo punto durante muchos años. En realidad, no es difícil ver algarrobas en ramas e incluso troncos de muchos años;

– Segundo, porque la madera del algarrobo es muy sensible a las podredumbres y a los ataques de parásitos e insectos de la madera por lo que deben evitarse cortes numerosos y gruesos a no ser que estos se realicen para el saneamiento del árbol.

Al florecer y fructificar reiteradamente en madera de dos años ó más, es clave la poda de mantenimiento, manteniendo la madera vieja siempre adecuadamente dispuesta y asegurando que no se halle dañada o atacada por plagas.

De todas formas, debemos recordar que para que se forme madera productora de algarrobas es necesario mantener ésta ya en su formación con podas iniciales moderadas.

Por ello y a nivel general las podas del algarrobo deben ser escasas y limitarse a las exigencias concretas del árbol específico que se esté podando y por ello, aunque se den unas normas básicas la poda y la consecución del adecuado equilibrio vegetativo­productor, debe basarse en la situación concreta del arbolado y dependiente del clima, del suelo y de otras diversas características y situaciones concretas de cada uno de los árboles que se esté podando.

Como principios básicos a considerar debemos tener en cuenta los siguientes:

–       eliminar ramas tendentes a la vertical y con mucho vigor,

–       evitar cruces inadecuados de ramas y enmarañamiento del algarrobo,

–       eliminar ramas secas, en mal estado sanitario o con muy pocas hojas,

–       eliminar ramas secas.

–       aclarar adecuadamente, el árbol, según la variedad y el tipo de suelo que determinan su vigor, para conseguir así las necesarias iluminación y aireación de las copas.

–       favorecer el desarrollo de las ramas oblicuas y bien situadas eliminando aquellas otras que les pueden suponer una competencia.

Algo que debe ser siempre considerado en la poda del algarrobo es el ángulo de inserción de las ramas que no deben ser ni demasiado abierto ni demasiado agudo, aunque el ángulo concreto a buscar depende en gran parte del hábito de la variedad de algarrobo de que se trate.

8 Fertilización y riego

El riego moderado en algarrobo aumenta las producciones de forma sistemática en más de un 60% y elimina la vecería. El algarrobo necesita unos 350 mm de aporte hídrico total, lo que significa que en nuestras condiciones de cultivo el riego es conveniente. Sin embargo, produce bien con 300 mm o incluso con menos. La disponibilidad de agua es uno de los factores que más influye en la minimización de la vecería.

Humedades y encharcamientos cerca de los troncos del árbol no son adecuados ya que el algarrobo es especialmente sensible a Armillaria y a otras patologías fúngicas del suelo.

En un árbol como éste, bien adaptado a las condiciones ecológicas mediterráneas, y teniendo en cuenta los costes asociados al riego, a menudo se aplica sólo al principio de la plantación y para favorecer el establecimiento de los nuevos árboles. De todas formas, el riego deficitario en este árbol da muy buenos resultados y en todo caso puede emplearse como ya hemos dicho en plantación, en primeras fases de desarrollo y como riegos esporádicos de apoyo.

En algunas plantaciones modernas se ha instalado riego localizado y su efecto es muy adecuado y rápidamente visible en las producciones incluso con aportes muy bajos entre 100 y 200 mm/año es decir con aportes típicos de RDC (riego deficitario controlado), que es una buena técnica para este cultivo.

Una consideración sobre el posible riego del algarrobo es que pueden utilizarse aguas de relativa baja calidad y con conductividades altas de hasta 3-5 decisiemens por metro cúbico y RAS muy altos de 12 o incluso 16 según algunas experiencias y ensayos de riego realizado en algarrobos.

Probablemente es de los pocos cultivos en que los ensayos con aguas residuales han sido altamente positivos.

Si el riego en un cultivo como éste, típicamente adaptado a zonas muy secas, es importante para vencer la vecería, no lo es menos su adecuada fertilización que debe comenzar evidentemente en preplantación o en el momento concreto de la plantación.

De todas formas, hay algo que es esencial en la fertilización y es hacerla pensando en el árbol, pensando en la zona y apoyándose en todos los datos disponibles y debe basarse en análisis de suelos y foliares que sean representativos de la parcela.

9 Recolección

La recolección es sin duda la tarea más costosa en las plantaciones de algarrobo si se hace de forma manual.

En la planificación de la recolección debemos tener en cuenta además de la técnica considerada como más adecuada para evitar dañar las inflorescencias, que ya están en el árbol cuando recolectamos, el potencial de las variedades y su vecería, evidentemente ambas características dependen del volumen de la copa en el primer caso y del manejo de la plantación, la variedad, la insuficiente polinización y condiciones meteorológicas adversas en la segunda.

Tradicionalmente la recolección se realizaba con caña de rizoma y por enganche o golpeo de ramas con lo que la caída de la algarroba podía resultar complicada y se recogía en mantas para pasarse después a sacos de yute o ser cargadas en carros o remolques.

Actualmente se suelen usar vibradores individuales eléctricos o mecánicos y se recoge con mallas o lonas, aunque siguen usándose pértigas y cañas para su derribo en recolección manual.

La recolección con vibradores multidireccionales se está aplicando en plantaciones modernas, jóvenes y con árboles preparados para esta recolección, su aplicación a árboles viejos ha resultado problemática. Se recomienda en todo caso especial protección en las pinzas y vibración longitudinal para evitar daños, particularmente en regadío.

Se han ensayado turboventiladores de impulsión para la recolección que resultan muy eficientes si la algarroba está adecuadamente madura, con el pedúnculo negro y que es cuando la algarroba resulta de fácil desprendimiento del árbol.

De manera resumida, los medios de recolección mecanizados en función del tamaño de la plantación pueden ser:

  • Plantaciones pequeñas (0,5-2 ha) o asociadas hasta 10 ha: Derribo mediante sopladores o vibradores de tronco y ramas y recolección con rodillo de púas.
  • Plantaciones medianas (> 10 ha):
    • Vibrador con paraguas invertido o receptáculo. Con pinzas especialmente protegidas y vibración longitudinal para evitar daños, sobre todo en regadío.
    • Barredoras-hileradoras, aspiradoras – limpiadoras
  • Plantaciones grandes (>25 ha): Cosechadoras autopropulsadas y limpieza posterior.
  • Plantaciones muy grandes (>40 ha, Australia): Vibrador tipo side-by-side y limpieza posterior

Para facilitar el derribo del fruto es recomendable elegir variedades de algarrobo que se caractericen por una baja fuerza de retención del fruto (FRF). Cuando el fruto se recoja del suelo, éste se preparará previamente con rulos o sopladores.

REFERENCIAS

Caroubé (2022), “Propiedades terapéuticas y remedios caseros”, consulta web.

Navarro Cerrillo, Sánchez Lancha et al. (2014), “Ceratonia siliqua L., Producción y manejo de semillas y plantas forestales Tomo I, p. 324-348, España, Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN).

Salazar, Melgarejo et al. (2002), “El cultivo del algarrobo”, AMV Ediciones.

Tous Martí, J. (2021), “El futuro del cultivo del algarrobo frente al cambio climático”, consulta web revista Horticultura, Interempresas.

Tous Martí, J. (1985), “Comercialización y variedades de algarrobo”, Hoja Divulgadora 01/1985, España,  Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Tous Martí, J. (2022), “Variedades de algarrobo cultivadas en España”, consulta web Empresas Innovadoras de la Garrofa.

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Monográficos Nogalnature: El algarrobo (1)

Hoy en día nos estamos encontrando con cultivos minoritarios que están ofreciendo altas rentabilidades económicas como son los algarrobos, los pecanos, los nogales, los pistachos o las higueras, por lo que desde NOGALNATURE queremos contribuir a dar a conocer estos cultivos minoritarios a través de la publicación de unos Monográficos que vamos a ir publicando semanalmente, empezando con el algarrobo (Ceratonia siliqua), un cultivo con sorprendentes curiosidades agrícolas., ¿sabías que tan solo necesita entre 220-350 litros de agua al año, lo que implica crecer en un ambiente de altísima aridez, para dar frutos? En este primer capítulo te lo contamos.

SITUACIÓN DEL CULTIVO DEL ALGARROBO

El algarrobo europeo (Ceratonia siliqua) es un cultivo tradicional en la mayoría de los países de la cuenca mediterránea, siendo España el primer país productor del mundo. La cosecha nacional, según la industria, oscila entre 60.000 y 80.000 toneladas de garrofas al año.

España produce una cuarta parte de la producción mundial, seguida de Marruecos (18%), Portugal (17%) e Italia (14%). 

Entre el 70-80% de la producción española se vende en el mercado nacional, exportándose el 20-30% restante. Esta producción se obtiene de una superficie aproximada de 47.000 hectáreas de plantaciones regulares y casi 500.000 árboles diseminados.

Los cultivos en España están localizados principalmente en la franja costera mediterránea. La producción se distribuye de la siguiente manera:

  • 45% de la producción en la Comunidad Valenciana.
  • 28% en las Islas Baleares.
  • 21,5% en Cataluña.
  • 3,5% en Andalucía
  • 2% de la producción en Murcia.

ECOLOGÍA BÁSICA DEL ALGARROBO

2.1. Requerimientos

El algarrobo es un árbol muy adaptado a regiones áridas donde puede considerarse como un árbol emblemático. Las áreas de cultivo del algarrobo en España se sitúan en la franja costera mediterránea comprendida entre la costa y los 40 km hacia el interior.

Se trata de un cultivo poco exigente en agua. La cantidad de agua necesaria para una adecuada fructificación del algarrobo se estima según distintos autores en 350 mm al año. La planta presenta una gran resistencia a la sequía, tan sólo superada por el pistachero, pudiendo fructificar en zonas donde la lluvia no supera los 220 mm/año.

Es muy sensible al frío por lo que sólo puede vivir próximo al mar, con altimetrías de menos de 600 m. En algunas regiones como Andalucía y Marruecos ocupa zonas más altas, pero siempre con adecuadas exposiciones al sol y con riesgo de heladas.

El algarrobo requiere suelos permeables. Por lo demás, es prácticamente indiferente al tipo de suelo. Prefiere suelos calcáreos, con pH 7-8, de consistencia media o sueltos, es decir francos o franco arenosos. Los suelos que se encharcan son facilidad no se consideran aptos para el cultivo de este árbol ya que es muy sensible a diversas podredumbres de raíz. Es tolerante a la salinidad. En suelos muy profundos y fértiles el algarrobo vegeta muy bien, pero produce menos algarrobas y de peor calidad, ya que contienen menos azúcar y se conservan peor.

Le perjudican considerablemente temperaturas inferiores a 4°C, especialmente si se producen de una manera brusca y existe humedad en el ambiente. Estas temperaturas afectan a los ejemplares jóvenes y a los frutitos en invierno, pues en este periodo son aún muy pequeños. Por otra parte, los fuertes calores únicamente le pueden causar daño si rebasan los 45°C y las plantaciones no han recibido las labores convenientes. La madera joven se hiela a temperaturas de 5ºC bajo cero.

Destaca su resistencia a la caliza activa. En zonas donde el carbonato cálcico total puede llegar al 60% y el contenido en caliza activa puede superar el 22%, la especie vegeta sin síntomas evidentes de clorosis férrica que serían normales en otras especies.

Tanto los valles y terrenos llanos, como las hondonadas, barrancos, colinas y hasta montañas son susceptibles de ofrecer al algarrobo un buen medio de vegetación. En suelos muy pobres y con subsuelos pétreos y sin casi capa de tierra explorable los algarrobos crecen achaparrados, con poca vegetación y poco desarrollo, pero mantienen buenas producciones.

El algarrobo acepta bien el riego. En este caso, posteriormente debe cuidarse la conservación de la algarroba.

Desde el punto de vista ecológico, las zonas adecuadas para el algarrobo coinciden con las de la carrasca, los cítricos y el olivo. Su posible expansión territorial en zona templada es mayor que la de los cítricos y menor que la del olivo.

2.2. Ciclo biológico del algarrobo.

Este árbol es perennifolio, de gran rusticidad y muy bien adaptado a las condiciones mediterráneas. Tiene una latencia corta sin llegar a interrumpir totalmente su desarrollo en invierno. Sin embargo, tiene una parada estival marcada.

Sus principales brotaciones tienen lugar en otoño y en primavera.

La inducción floral se produce en primavera, aunque el desarrollo de las inflorescencias comienza en verano y estas siguen su crecimiento durante septiembre y octubre.

La polinización (anemófila y entomófila) puede comenzar ya en agosto, aunque normalmente la mayor parte del cuajado de flores se produce entre septiembre y octubre, en este momento tiene lugar una importante caída de frutitos, la floración es por tanto muy larga, normalmente de 4 o 5 meses y es escalonada, ya que mientras los frutos de unas inflorescencias están ya cuajados, otros están iniciando su desarrollo. Los que no sufren esta caída comienzan a engrosar y crecer muy lentamente al principio permaneciendo en un desarrollo incipiente hasta marzo, mes en el que comienza el crecimiento rápido del fruto.

El enverado o cambio de color, que comienza por la zona estilar y por la zona de sutura carpelar, es progresivo y en forma de mancha alargada y arracimada.

El desarrollo de la algarroba pasa por las tres típicas fases de la mayor parte de frutales, pudiéndose asimilar su curva de crecimiento a una sigmoide cuyas fases están caracterizadas por la velocidad de crecimiento y por los peso y longitud de los frutitos.

En el crecimiento de la algarroba se distinguen claramente tres fases:

– Fase l. Caracterizada por el lento crecimiento en longitud de los frutitos que llega a pararse prácticamente en los meses de noviembre a enero.

– Fase II. Caracterizada por un crecimiento rápido de la algarroba, especialmente en longitud.

– Fase III. Se caracteriza por una ralentización de la velocidad de crecimiento comenzando el enverado, la maduración y la acumulación de azúcar en el fruto.

REFERENCIAS

Caroubé (2022), “Propiedades terapéuticas y remedios caseros”, consulta web.

Navarro Cerrillo, Sánchez Lancha et al. (2014), “Ceratonia siliqua L., Producción y manejo de semillas y plantas forestales Tomo I, p. 324-348, España, Organismo Autónomo de Parques Nacionales (OAPN).

Salazar, Melgarejo et al. (2002), “El cultivo del algarrobo”, AMV Ediciones.

Tous Martí, J. (2021), “El futuro del cultivo del algarrobo frente al cambio climático”, consulta web revista Horticultura, Interempresas.

Tous Martí, J. (1985), “Comercialización y variedades de algarrobo”, Hoja Divulgadora 01/1985, España,  Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación.

Tous Martí, J. (2022), “Variedades de algarrobo cultivadas en España”, consulta web Empresas Innovadoras de la Garrofa.

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Setos para el Control Biológico (8). Los setos, mucho más que un Control Biológico

En publicaciones anteriores se ha podido constatar la enorme importancia que supone tener setos con plantas reservorio en el interior o rodeando a nuestros cultivos agrícolas, ya que con esta estrategia se consigue potenciar enormemente el Control Biológico de plagas…, pero los setos son mucho más.

Si en cada comarca agrícola los cultivos agrícolas estuviesen rodeados de setos hablaríamos de miles de hectáreas de setos, lo que aportaría múltiples beneficios tanto al sector agrario como al medioambiente en general como, por ejemplo:

  • se trataría de miles hectáreas de setos que podrían utilizarse como apoyo a las campañas de publicidad para promocionar nuestras frutas y verduras ante el mercado nacional y europeo, ya que el mensaje que ofreceríamos es que las producimos rodeados de naturaleza,
  • asimismo, esas hectáreas de setos se convertirían en unos corredores ecológicos que facilitaría a la fauna auxiliar útil desplazarse de forma rápida de una punta a otra de la comarca,
  • unos corredores ecológicos que también serían utilizados por los insectos polinizadores como abejas y abejorros, unos insectos que se consideran que influyen entre el 30-40% de la producción agrícola mundial, así como en la calidad de sus frutos,
  • y, además, también contribuirían simultáneamente:
    • a retirar una importante cantidad de CO2 de la atmósfera (ayudando así a luchar contra el cambio climático),
    • a disminuir la erosión del suelo,
    • a incrementar la recarga de los acuíferos subterráneos,
    • a mejorar la calidad del aire circundante, ya que atraparían y retendrían partículas contaminantes sobre sus hojas,
    • o a reducir en el verano la temperatura local, ya que con su transpiración incrementarían la humedad relativa circundante.

 ¿Y qué decir del disfrute estético y bienestar psicológico que aportarían a las personas al verse rodeados de una naturaleza tan diversa?… ¿te animas a poner setos?

 Bibliografía:

  • Fichas de Transferencia CAJAMAR. Número 004, fecha 2014. Vegetación autóctona y control biológico: diseñando una horticultura intensiva sostenible
  • Fichas de Transferencia CAJAMAR. Número 007, fecha 2015. Diseño de infraestructuras ecológicas en zonas invernadas
  • Orden de 6 de abril de 2017, por la que se modifican las Órdenes de 26 de mayo
    de 2015, por la que se aprueban en la Comunidad Autónoma de Andalucía
    las bases reguladoras para la concesión de subvenciones a la Medida 10:
    Agroambiente y Clima, y Medida 11: Agricultura Ecológica, y la Orden de 14 de
    abril de 2016, por la que se aprueban en la Comunidad Autónoma de Andalucía
    las bases reguladoras para la concesión de subvenciones a la Medida 13: Pagos
    a zonas con limitaciones naturales u otras limitaciones específicas
  • Proyecto Recupera 2020. Hito 2.2.4. Nuevas tecnologías para aumentar
    la eficiencia del control biológico de plagas en áreas de invernaderos. vegetación autóctona y control biológico: diseñando una horticultura intensiva sostenible
  • Proyecto Recupera 2020. Hito 2.2.4. Nuevas tecnologías para aumentar
    la eficiencia del control biológico de plagas en áreas de invernaderos. diseño de infraestructuras ecológicas en zonas invernadas. setos perimetrales para fomentar el control biológico por conservación
  • Sánchez-Balibrea, J.M.; Sánchez, J.A.; Barberá, G.G.; Castillo, V; Díaz, S.; Perera, L.; Pérez-Marcos, M.; de Pedro, L.; Reguilón, M. 2020. Manejo de setos y otras estructuras vegetales lineales para una agricultura sostenible. Edita: Asociación Paisaje y Agricultura Sostenible. GO Setos. Murcia.

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explotaciones agrícolas.

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Setos para el Control Biológico (7). ¿Por qué es importante tener setos con plantas reservorio?

Con la utilización de insectos auxiliares (tanto depredadores como parasitoides) en la Agricultura se está consiguiendo hoy en día controlar, e incluso erradicar, un buen número de plagas agrícolas, es lo que se conoce como Control Biológico.

Sin embargo, dicho Control Biológico puede ser mucho más eficaz si se acompaña con setos constituidos por plantas reservorio, ya que van a facilitar que la población de enemigos naturales de plagas que hemos introducido en los cultivos se mantenga estable durante todo el ciclo del cultivo agrícola, y eso se debe a que las plantas reservorio contribuyen a incrementar la biodiversidad botánica en nuestras instalaciones agrícolas si lo comparamos con la «uni-biodiversidad» que ofrecen los monocultivos, aumentando así las probabilidades de que los insectos auxiliares encuentren, entre la multitud de hábitats que crean esas plantas reservorio, aquel hábitat que sea el más adecuado para ellos, ya que en caso contrario sus poblaciones pueden descender por mortalidad o porque emigren a otras zonas buscando un ecosistema más benigno, obligándonos en este caso a tener que seguir adquiriendo insectos auxiliares con la correspondiente elevación de nuestros costes de producción.

Con la presencia de plantas reservorio en los setos entramos en una estrategia de control de plagas denominada Control Biológico Conservativo, siendo una estrategia que nos va a ayudar a potenciar aún más nuestro Control Biológico, ya que los insectos auxiliares:

  • van a disponer de muchos más refugios en donde poder esconderse para no ser capturados por otros depredadores o parasitoides que los consideren como presas,
  • tendrán más posibilidades de encontrar unas condiciones de temperatura y humedad que sean mucho más favorables para ellos,
  • y podrán acceder a fuentes de alimento extra de polen y/o néctar, especialmente cuando los cultivos agrícolas pierden su floración, ya que, aunque sean depredadores o parasitoides, muchas de esas especies necesitan de ese tipo de alimento durante una parte de su ciclo vital,

permitiendo ese conjunto de situaciones ventajosas que nuestros insectos auxiliares tengan mayores tasas de supervivencia, así como de reproducción, con respecto a si no hubiese una presencia de setos con plantas reservorio.

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Setos para el Control Biológico (6): Especies botánicas aconsejables para nuestros setos

En este Portal hemos mencionado algunas de las características que deberían de tener las plantas reservorio en nuestros setos, destacando especialmente las siguientes:

  • que estén adaptadas al clima local,
  • que tengan un periodo de floración amplio para que coincida al máximo con los ciclos de cultivo agrícolas,
  • que atraigan de forma natural a los insectos auxiliares útiles,
  • que alberguen pulgones que sean específicos de las plantas reservorio,
  • que no sean reservorio de virus o de plagas para los cultivos agrícolas,
  • y que no extraigan los nutrientes destinados a las plantas en cultivo.

Con respecto a qué especies botánicas se podrían plantar para crear un seto podemos tomar como referencia las distintas publicaciones editadas hasta la fecha por parte de los diversos centros de investigación agraria especializados en esta temática (ver Bibliografía).

En cuanto a las recomendaciones de plantación que proponemos desde NOGALNATURE nos basamos en los años de experiencia acumulada por parte de nuestros asesores técnicos, que por un lado han corroborado que es fundamental tener una alta biodiversidad en los setos (al menos 10 especies distintas de plantas) y, por otro lado, han observado en campo que las siguientes especies botánicas son muy idóneas por tener al menos 7-8 meses de floración al año (en algunos casos, los 12 meses del año), siendo a su vez unas floraciones que se van solapando entre sí, consiguiéndose de esta manera que en el seto no haya ningún mes sin flores, además de comprobar in situ que son altamente atrayentes de una u otra fauna auxiliar:

  • Asteriscus maritimus (margarita marítima, perenne, 8 meses de floración, de enero a agosto)
  • Helichrysum stoechas (siempreviva, perenne, 8 meses de floración, de enero a agosto)
  • Lavandula dentata (lavanda, perenne, 10 meses de floración, de enero a junio y de septiembre a diciembre)
  • Lobularia marítima (aliso de mar, anual o perenne, hasta 12 meses de floración si no hay heladas)
  • Lotus creticus (cuernecillo de mar, perenne, 12 meses de floración)
  • Lycium intricatum (cambrón, 7-12 meses de floración)
  • Salvia rosmarinus, antes Rosmarinus officinalis (romero, perenne, 12 meses de floración)
  • Santolina chamaecyparissus (manzanillera, 8 meses de floración, de enero a agosto)
  • Thymbra capitata (tomillo andaluz, 7 meses de floración, de abril a octubre)
  • Thymus vulgaris (tomillo, perenne, 8 meses de floración, de febrero a septiembre)

 Por otro lado, estas 10 especies de plantas deben de plantarse de forma que queden entremezcladas entre sí (al tresbolillo), por lo que primero plantaremos, por ejemplo, una margarita marítima, a continuación, una siempreviva, seguidamente una lavanda y así sucesivamente hasta volver a comenzar con otra margarita marítima.

En cuanto a los marcos de plantación, lo ideal son unas densidades de 1 planta por metro cuadrado, por lo que dispondremos las mangueras de riego por goteo de forma que queden separadas entre sí un metro, teniendo cada una de esas mangueras un gotero cada medio metro, plantándose las plantas cada dos goteros (densidad 1 planta/m2). No obstante, no hay que olvidar que los setos son estructuras vivas que están continuamente creciendo, por lo que para evitar que finalmente haya un exceso de vegetación no es nada recomendable superar esa densidad de plantación…, y aunque dispongamos de riego por goteo, es conveniente que la plantación se realice una semana después de las primeras lluvias (en octubre-noviembre) y finalizar un mes antes de las últimas lluvias (en marzo, ya que en nuestras latitudes geográficas las últimas lluvias suelen caer en abril).

Con respecto a la anchura que deberían de tener los setos que rodeen a nuestros invernaderos, unos autores recomiendan que lo idóneo son unos 5 metros de anchura, mientras que otros recomiendan que su extensión sea entre el 5-10% de la explotación (o sea, de 500 a 1.000 m2 de seto por hectárea)…, pero si al final solo se puede poner, por un motivo u otro, una hilera de plantas reservorio, ¡bienvenida sea esa solitaria hilera!

Y es posible que una vez creado nuestro seto observemos que una variada fauna intente alimentarse de él, por lo que debemos de poner los medios adecuados para evitarlo… ¿conejos? Muy útil los gatos o el cerramiento del seto con una malla metálica…, ¿caracoles? hay muchos métodos ecológicos para su erradicación.

Y en cuanto a esos espacios que tenemos en la finca alejados del invernadero como, por ejemplo, los bordes del camino, zona de aparcamiento de coches, alrededor del almacén, etc. podemos instalar en ellos lo que se denomina “islas de vegetación”, pudiendo contener en este caso especies arbustivas y árboles perennes, eso sí, siempre y cuando estimemos que sus raíces no van a llegar hasta las zonas de cultivo (para que no se produzca una retirada de nutrientes) o proyecten sombras sobre esos cultivos, como son:

  • la adelfa (Nerium oleander), que en este caso tiene la particularidad de que pueden ser afectadas por un pulgón específico (Aphis nerii) que no afecta a las plantas hortícolas, facilitando de esta manera que haya un importante reservorio de depredadores y parasitoides en el exterior del invernadero,
  • el ciprés de Cartagena (Tetraclinis articulata),
  • el olivo (Olea europaea),
  • o el laurel (Laurus nobilis),

¿E instalar hoteles de insectos? En nuestra opinión, precaución, ya que hay que seguir avanzando en su estudio, especialmente sobre qué materiales colocar en el interior de esos hoteles de insectos para que atraigan la fauna auxiliar útil, ya que nos hemos encontrado en muchas ocasiones que la fauna que albergaba en su interior no era nada recomendable para el Control Biológico, como por ejemplo los zapateros (Pyrrhocoris apterus), una especie que se alimenta de la savia de las plantas.

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Setos para el Control Biológico (5): El acolchado

Cómo conseguir que nuestro seto solo se riegue con las lluvias y que no nos crezcan plantas indeseadas en su interior

Aparte de su función principal, que se convierta en un reservorio de fauna auxiliar que nos ayude a potenciar el Control Biológico en nuestros cultivos, nuestro seto ecológico también debe de caracterizarse por:

  • tener el mínimo mantenimiento posible en el tiempo,
  • consumir la menor cantidad posible de agua de riego durante los dos primeros años y que a partir de ese segundo año solo se riegue con el agua de lluvia,
  • y que no crezcan en su interior plantas que sean reservorios de virus o que atraigan plagas agrícolas.

Y para conseguir las tres consideraciones anteriores debemos de incluir en el diseño de nuestro seto los siguientes elementos:

  • un acolchado (o mulching),
  • plantas reservorio autóctonas,
  • y un sistema de riego por goteo.

Acolchado

El acolchado es uno de los siete principios de la Xerojardinería, una técnica de jardinería especialmente diseñada para climas áridos consistente en colocar sobre la tierra una capa de diferentes materiales que permiten retener en el suelo el agua de lluvia, ya que dificultan su evaporación, siendo su cometido principal conseguir que finalmente las plantas puedan crecer sin necesidad de tener que aportarles agua de riego, a la vez de evitar el crecimiento de plantas no deseadas.

Hay varios tipos de acolchados, nosotros aconsejamos utilizar una capa de grava de color blanco de unos 10 cm de espesor, teniendo cada grava unos diámetros en torno a 3 cm.

Con el color blanco se consigue desviar los rayos solares, un hecho de gran importancia sobre todo en el verano, consiguiéndose así que el suelo no se recaliente y, por tanto, que no se nos evapore mucha agua.

Con respecto al espesor, 10 cm, está pensado para climas en donde el régimen de lluvias está en torno a 300 mm de lluvia al año (300 litros/m2/año), como es el caso de nuestro clima mediterráneo, facilitando ese espesor de acolchado que en nuestros setos puedan crecer especies vegetales que incluso necesiten más cantidades de lluvias anuales (hasta 400-600 mm/año) sin que tengamos que regarlas a partir del segundo año.

Asimismo, ese espesor va a dificultar enormemente que las semillas de otras especies vegetales “que no han sido invitadas” a nuestro seto (como las mal llamadas malas hierbas, así como las que son reservorios de virus o las que atraen a las plagas agrícolas) consigan germinar en su interior, contribuyendo también de esta manera a reducir su mantenimiento al minimizar el escardado.

Plantas reservorio autóctonas

Si a la vez que colocamos en nuestro seto un acolchado de 10 cm plantamos en su interior plantas reservorio autóctonas, o sea, aquellas que están totalmente adaptadas al clima local, podemos conseguir que a partir del segundo año ya no tengamos que regar más nuestro seto con el riego por goteo…, quizás algún riego esporádico durante la época estival.

Riego por goteo

Y como podemos deducir con la lectura anterior, el riego por goteo solo será necesario utilizarlo en los dos primeros años, que es el tiempo que se estima que las plantas reservorio estarán totalmente enraizadas. Como orientación de riego para esos dos primeros años, en las épocas más desfavorables (de mayo a septiembre) regaremos cada 15 (20) días aportando unos 5 (10) litros de agua/m2, mientras que en los meses más favorables regaremos cada 30 días aportando esas mismas cantidades de agua.

No obstante, esta infraestructura siempre debe de estar presente, ya que estamos comprobando que los veranos en estas latitudes están siendo cada vez más extremos y quizás tengamos que utilizarlo más de una vez durante esa época del año, aunque hayan pasado más de dos años, además de utilizarlo para aportar humus de lombriz de tierra líquido (ver capítulo 4).

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Setos para el Control Biológico (4). La importancia de la materia orgánica en el suelo

La materia orgánica como el humus o el estiércol es un elemento imprescindible en el suelo, ya que aporta múltiples beneficios para las plantas, destacando sobre todo los siguientes:

  • mejora extraordinariamente la textura del suelo, especialmente si son muy arenosos o muy arcillosos (ver Capítulo 2), ya que en el caso de suelos arenosos contribuye a la formación de agregados (los terrones), además de facilitar la retención del agua, mientras que en el caso de suelos arcillosos hace que las partículas se separen entre sí, lo que dará lugar a la aparición de un suelo más “esponjoso” que permitirá que el agua y el aire circulen mejor a través de los poros de la tierra,
  • aporta compuestos hormonales que inducen al crecimiento de las raíces y, por consiguiente, a un mejor desarrollo de la planta,
  • aumenta la fertilidad del suelo, ya que a medida que se descompone esa materia orgánica libera nutrientes (como nitrógeno, fósforo o azufre entre otros) que pueden ser absorbidas directamente por las plantas,
  • contribuye a regular el pH del suelo manteniéndolo en sus óptimos para las plantas (6,5-7,0),
  • aumenta la actividad biológica del suelo al proporcionar alimento a microorganismos (bacterias y hongos micorrízicos) beneficiosos para las plantas, incluido las lombrices terrestres (ver Capítulo 3),
  • y hacen posible la formación del complejo arcillo-húmico, convirtiéndose dicho complejo en una importante fuente de suministro de elementos minerales para las plantas.

 Con respecto al complejo arcillo-húmico, desde el punto de vista físico-químico no debería de formarse ese complejo, ya que tanto la arcilla como el humus tienen cargas negativas, por lo que al repelerse entre sí deberían de estar separadas dentro de la humedad de suelo, pero sin embargo están unidas…, ¿por qué?

Pues la explicación a esa unión anómala se debe a que tanto la arcilla como el humus atraen cada uno por su cuenta a los cationes (elementos con carga positiva) que están presentes en el agua del suelo como el calcio (Ca+), el hierro (Fe+), el magnesio (Mg+) o el potasio (k+), atrayendo a su vez los cationes que están sobre la arcilla al humus (recordemos, tiene carga negativa) que se encuentra en sus inmediaciones y viceversa, originándose finalmente una masa de consistencia gelatinosa al tacto de la mano que se denomina complejo arcillo-húmico (figura inferior).

Por consiguiente, ese complejo arcillo-húmico se convierte en una de las mayores reservas de nutrientes para las plantas, ya que atrae y retiene sobre su superficie cationes que son fundamentales para el desarrollo de las plantas.

¿Y cómo consiguen las plantas absorber esos cationes del complejo arcillo-húmico?

Gracias a la fotosíntesis las plantas producen cationes como el H+ que son liberados al suelo a través de sus raíces, permitiendo de esta manera que se produzca un intercambio de cationes entre la planta y el complejo arcillo-húmico, ya que los cationes de H+ liberados por la planta se dirigen al complejo arcillo-húmico, facilitando de esta manera que un catión (por ejemplo, un Ca+) se desprenda del complejo arcillo-húmico y se dirija a las raíces, tal como se puede observar en la siguiente figura, siendo a continuación ese Ca+ absorbido por la planta.

¿Y qué ocurriría si nuestro suelo tuviese poca o nula cantidad de materia orgánica? Pues que no se formaría tan fácilmente ese complejo arcillo-húmico, por lo que muchos cationes no quedarían retenidos sobre su superficie y serían arrastrados por el agua de riego o las lluvias hacia zonas más profundas del suelo, en donde muchos de esos elementos minerales ya serían inaccesibles para las raíces, por lo que tendríamos unos suelos pobres en nutrientes para las plantas.

¿Y qué porcentajes de materia orgánica serían los óptimos para un suelo?

Para conseguir unos adecuados complejos arcillo-húmicos en los suelos de nuestros setos (¡¡y también para nuestros suelos agrícolas!!), es conveniente tener unos porcentajes en torno al 5% de materia orgánica en sus primeros 20 centímetros de profundidad (equivalente a la profundidad de mezcla a la cual llegaría un rotovator), no debiendo nunca de ser inferior al 2,5%.

A continuación, exponemos un ejemplo práctico de cálculo de materia orgánica que se debería de introducir por primera vez en el suelo de un seto que rodee una hectárea de cultivo: 

  • una hectárea tiene un perímetro de 400 metros de longitud (100 x 100 metros),
  • si consideramos un seto que rodee la totalidad de ese perímetro y que tenga a su vez un metro de anchura (lo ideal sería unos 5 metros de anchura), tendremos una superficie de suelo de 400 m2 (400 m x 1 m),
  • la profundidad de mezcla de la materia orgánica será de 20 cm, por lo que tendremos un volumen de suelo de 80 m3 (400 m2 x 0,2 m),
  • lo que significa que deberemos de aportar un volumen de materia orgánica de 4 m3 (80 m3 x 5%).

¿Y cómo podemos resolver el problema de tener que aportar otra vez materia orgánica cuando el nivel de materia orgánica esté por debajo del 2,5% y a su vez las plantas del seto nos impiden el acceso con el rotovator? Pues aquí nuestras queridas lombrices terrestres (ver Capítulo 3) tienen la solución, ya que en el mercado disponemos de humus de lombriz líquido que puede añadirse a los setos e islas de vegetación tanto de forma manual como vía riego por goteo.

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Setos para el control biológico (3): El suelo, un organismo vivo

Cuando decimos que el suelo es un ser vivo nos referimos a que contiene en su interior una ingente multitud de organismos vivos que influyen de forma directa (tanto positiva como negativamente) en el desarrollo de las plantas, debiendo ser nuestra habilidad como agricultores conseguir que la mayoría de esos organismos vivos sean precisamente aquellos que favorezcan el óptimo crecimiento de nuestras plantas, destacando en ese conjunto de seres vivos los hongos micorrízicos, las rizobacterias y las lombrices de tierra.

 a) Hongos micorrízicos

Los hongos pueden ser saprófitos (los que descomponen la materia orgánica), patógenos, (por tanto, los causantes de diversas enfermedades a las plantas) y simbióticos, estableciendo en este caso unas relaciones de simbiosis con las plantas en donde ambos organismos salen beneficiados.

Dentro de los hongos simbióticos tenemos los hongos micorrízicos (Filo Glomeromicota) cuyas hifas (unos finos filamentos de color blanquecino) o bien rodean a las raíces de las plantas (ectomicorrizas) o bien se introducen dentro de las células de esas raíces (endomicorrizas), formando en ambos casos ese conjunto de hifas y raíces una estructura denominada micorriza (de ahí su nombre, “mico = hongo” y “rriza = raíz”).

Gracias a la formación de esta micorriza la planta puede transferir al hongo productos resultantes de su fotosíntesis, como pueden ser hidratos de carbono (azúcares), aminoácidos, ácidos grasos, vitaminas u hormonas que transportan a través del floema (tejido conductor por el cual circula la savia elaborada), mientras que los hongos proporcionan al vegetal múltiples beneficios, entre los que destacamos los siguientes:

  • al ser el diámetro de las hifas mucho más pequeño que el de las raíces pueden introducirse por poros (o huecos) del suelo por los cuales no pueden pasar las raíces, lo que implica que los hongos podrán acceder a unos recursos hídricos y elementos (sales) minerales que son inaccesibles para las plantas, aunque gracias a esta simbiosis las plantas sí podrán finalmente absorber esos recursos vía hongo, comportándose por tanto las hifas de los hongos como si fuesen una prolongación de las raíces del vegetal,
  • por otro lado, y dado que la longitud de las hifas de los hongos es muchísimo mayor que la longitud de las raíces, las plantas pueden absorber agua y sales minerales de zonas del suelo a las cuales nunca llegan sus raíces,
  • y puesto que las plantas van a disponer, gracias a la presencia de esos hongos micorrízicos, de una mayor disposición de agua y nutrientes, dichas plantas van a tener una mayor tasa de fotosíntesis, lo que conllevará que presenten un mayor desarrollo vegetativo y de producción de flores…, y ya sabemos que la presencia de flores es muy importante para nuestra estrategia de plantas reservorio,
  • además, por competencia interespecífica los hongos micorrízicos dificultan que los hongos patógenos lleguen hasta las raíces, consiguiendo de esta manera que el porcentaje de patologías micóticas sea mucho menor,
  • y, finalmente, les proporcionan a las plantas compuestos hormonales que son fundamentales para su desarrollo.

Los beneficios que aportan las micorrizas pueden observarse visualmente en muy poco tiempo. En la fotografía inferior vemos que en tan solo 45 días la planta de la izquierda con micorrizas presenta un desarrollo mucho mayor que la planta de la derecha sin micorrizas.

Por consiguiente, y ante los indudables beneficios que aportan, recomendamos inocular hongos micorrízicos en el sustrato de las plantas reservorio antes de su plantación, ¡¡siendo esta recomendación igualmente válida para nuestros cultivos agrícolas, ya que los beneficios son los mismos!!

b) Rizobacterias

Las rizobacterias son un conjunto de especies (o cepas) bacterianas que se han adaptado a vivir en un ecosistema denominado rizosfera, o sea, esa parte del suelo que se extiende de 1 a 3 milímetros desde la superficie de las raíces hacia el suelo adyacente, estableciendo algunas de esas especies relaciones de simbiosis con el mundo vegetal con sus correspondientes aportaciones de beneficios, entre los que destacamos los siguientes:

  • además de que secretan sustancias antimicrobianas, su abundancia en torno a las raíces dificulta que las rizobacterias patógenas puedan acceder físicamente a las raíces, contribuyendo así a reducir la incidencia de enfermedades bacterianas a nivel de las raíces,
  • sintetizan compuestos bioquímicos que, tras su absorción, favorecen el crecimiento de las plantas, como por ejemplo fitohormonas (que promueven el enraizamiento), gibelinas, citocininas….,
  • contribuyen a una mejor absorción de las sales minerales por parte de las plantas,
  • además de que algunas cepas bacterianas están especializadas en la fijación del nitrógeno atmosférico a nivel de las raíces, lo que contribuye a reducir el uso de abonos nitrogenados.

¿Y qué ganan las rizobacterias con esta simbiosis? Pues al igual que los hongos micorrízicos, absorberán una serie de sustancias fundamentales para ellos (hidratos de carbono, proteínas, grasas, etc.) procedentes de la fotosíntesis de la planta.

Dado los múltiples beneficios que aportan las rizobacterias, también recomendamos en este caso inocular rizobacterias en el sustrato de las plantas reservorio antes de su plantación, ¡¡siendo esta recomendación igualmente válida para nuestros cultivos agrícolas, ya que los beneficios son los mismos!!

c) Lombrices de tierra

Charles Darwin, el naturalista inglés que en el siglo XIX estableció las bases de la evolución de los seres vivos con su libro “Sobre la evolución de los seres vivos por selección natural”, afirmó sobre las lombrices de tierra (Lumbricus terrestris) que «es dudoso que existan otros animales que hayan jugado un papel más importante en la historia del mundo que estas criaturas de organización tan simple».

Efectivamente, observar que tenemos lombrices de tierra en el suelo de nuestros setos e islas de vegetación (e igualmente, en el suelo de los cultivos agrícolas) es el mejor indicador de que tenemos unos suelos saludables, ya que las lombrices:

  • están constantemente construyendo galerías (eso sí, sin afectar a las raíces, ya que solo se alimentan de materia orgánica muerta y las raíces es materia orgánica viva), lo que contribuye a que haya una buena porosidad en el suelo, y si hay porosidad significa que hay aire en su interior, un aire que es fundamental para las plantas, ya que a veces se olvida que las plantas también respiran a través de sus raíces (por eso cuando los suelos se encharcan y el aire de los poros es reemplazado por el agua las plantas se asfixian y mueren),
  • asimismo, esas galerías tienen el diámetro óptimo para que las raíces se extiendan por su interior, lo que contribuye a aumentar la extensión (o biomasa) de las raíces, lo que implicará mayores absorciones de agua y nutrientes,
  • al alimentarse de materia orgánica muerta transforman su amoniaco y nitritos (que no pueden ser absorbidos por las plantas) en nitratos que son expulsados a través de sus deyecciones, un nutriente que ya sí puede ser asimilado directamente por las plantas,
  • asimismo, sus deyecciones son una fuente de alimentación para nuestros hongos micorrízicos y rizobacterias beneficiosas.

Conclusión: desde hace millones de años ciertos organismos que se encuentran en el suelo están estableciendo relaciones de simbiosis con las plantas, por lo que seguir permitiendo, o favoreciendo, que esas relaciones de simbiosis continúen presentes en nuestros suelos agrícolas favorecerá que se pueda conseguir altas producciones de flores en nuestras plantas reservorio… o de cosechas en el caso de cultivos agrícolas.

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Setos para el control biológico (2): La textura del suelo

Antes de empezar a instalar los setos e islas de vegetación alrededor de nuestros cultivos debemos de analizar si el suelo que tenemos es apto o no para las plantas, y uno de los componentes del suelo que debemos de analizar es su TEXTURA.

El término «textura» hace referencia a los porcentajes de arenas, limos y arcillas que contiene un suelo, siendo la textura franca (40% de arena, 40% de limo y 20% de arcilla) el ideal para la mayoría de las plantas, por lo que el contenido de este artículo es igualmente válido para el suelo de nuestros cultivos agrícolas.

Con una textura franca las raíces de las plantas cuentan con una serie de ventajas con respecto a otros tipos de texturas, como son:

  • van a tener una gran facilidad de penetración en el suelo
  • van a contar con una buena aireación por su porosidad (no olvidemos que las plantas también respiran a través de sus raíces),
  • van a tener un buen drenaje, evitando de esa manera los encharcamientos,
  • y ayudan a formar un excelente complejo arcillo-húmico, contribuyendo así a una óptima absorción de los elementos minerales (lo trataremos en el Capítulo 4).

 ¿Y cómo podemos saber cuál es la textura de nuestro suelo? De una manera científica se puede conocer a través de un análisis de suelo realizado por un laboratorio oficial (con su correspondiente factura), pero también podemos aproximarnos bastante a la determinación de su textura de una manera “más casera”, pero no por ello menos exacta.

En primer lugar, procedemos en zig-zag a la toma de unas diez muestras del suelo (unos 100 gramos/muestra) a una profundidad de 20 cm (o sea, dentro de la capa arable), eliminando previamente las piedras grandes o la materia orgánica húmeda o seca que haya justo encima de la zona de muestreo.

El total de tierra extraída (un kilogramo) se mezcla entre sí y, tras su homogenización, procederemos a extraer unos 100-300 gramos de ese kilogramo y lo introduciremos en un bote de cristal de unos 500-1.000 ml de capacidad, siendo muy importante que los bordes que continúen con la base de dicho bote formen ángulos rectos, ya que en caso contrario los cálculos matemáticos que posteriormente vamos a realizar quedarán desvirtuados.

Si consideramos que los 100-300 gramos de tierra que están dentro del bote de cristal equivalen a 1/3 en volumen, añadiremos al interior del bote unos 2/3 en volumen de agua. A continuación, cerramos el bote con su tapa y agitamos vigorosamente, tras lo cual dejaremos reposar su contenido durante las próximas 24 horas.

Tras ese reposo observaremos que habrán aparecido tres capas, una inferior de arena, una intermedia de limo y otra más superficial de arcilla, fácilmente distinguibles a simple vista entre sí por sus diferentes tonalidades.

Si procedemos a medir la altura total de la muestra y el grosor de cada capa podremos saber qué porcentajes de arena, limo y arcilla contiene nuestro suelo, veamos un ejemplo práctico:

Altura total de la muestra…………………..: 12 cm

Grosor de la capa de arena…………………: 3,6 cm

Grosor de la capa de limo…………………..: 4,8 cm

Grosor de la capa de arcilla………………..: 3,6 cm

A continuación, y con una simple regla de tres, ya podemos calcular sus porcentajes:

Caso de la capa de arena:

Si 12 cm……. equivale al 100%

3,6 cm………. equivale a X

Por lo que X = (3,6 x 100) / 12 = 30%

Y si repetimos esos cálculos con el limo y la arcilla, comprobaremos que sus porcentajes son, respectivamente, 40% y 30%.

¿Y cómo saber ahora a qué textura se corresponden esos porcentajes?

Pues muy fácil, por medio del Triángulo Textural del USDA

Fuente FAO.org:  https://www.fao.org/fishery/docs/CDrom/FAO_Training/FAO_Training/General/x6706s/x6706s06.htm#56a

Las flechas de color negro nos indican la dirección en la que debemos de trazar las líneas que parten, en este caso, desde el 30% de arena, del 40% del limo y del 30% de arcilla, entrecruzándose las tres líneas en un tipo de suelo denominado “franco arcilloso”…., en la práctica no es una mala textura, ya que se acerca bastante al suelo franco (recordemos, 40% de arena, 40% de limo, 20% de arcilla), por lo que se puede afirmar que, afortunadamente, nuestro suelo va a ser muy apto para instalar nuestros setos e islas de vegetación (¡¡y también lo sería para nuestros cultivos agrícolas!!), no siendo necesario realizar ninguna actuación para su mejora.

¿Y si la textura nos hubiese salido cercano a uno de los tres vértices de dicho Triángulo? En estos casos tendríamos unos suelos calificados como arenosos, limosos o arcillosos, lo que implicaría que, por diferentes motivos, las plantas tendrían serios problemas para crecer, lo que nos obligaría a intervenir para mejorar sus texturas… ¿Qué tenemos un suelo muy arcilloso? Pues la solución sería añadir sus porcentajes de arena…. ¿Y si lo tenemos muy arenoso? Pues su al revés, incorporaríamos tierra que tenga altos contenidos de arcilla.

Lee aquí la presentación de nuestra Guía para la implantación de plantas reservorio en las
explotaciones agrícolas.

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